Como todos los años, en noviembre el Papa visitó la cripta vaticana, donde están enterrados muchos de sus predecesores para rezar ante la tumba de cada uno de ellos.
Primero, ante la tumba de Benedicto XV, el Papa en el que se inspiró para decidir su nombre. Luego, ante Pío XI. Fue Papa durante la infancia de Joseph Ratzinger.
También rezó ante la tumba de Pío XII. Durante su pontificado fue ordenado sacerdote.
Rezó también un responso ante la tumba de Pablo VI, el Papa que le nombró obispo y que le hizo cardenal.
Ante la tumba de Juan Pablo I recordaría que participó en el conclave que lo eligió pontífice, y también en su funeral 33 días después.
Concluyó su visita ante la tumba más visitada de la cripta, la de Juan Pablo II, el Papa que le trajo a Roma y con el que trabajó codo a codo durante 24 años.
No pudo visitar la tumba de Juan XXIII, ya que fue trasladada en el año 2000, con motivo de su beatificación. -- JMB/JM